domingo, 28 de octubre de 2018

SIN NADA QUE LAMENTAR

Cuando llegue el fin quiero ser cremada junto a los restos de mi madre, emprender junto a ella ese vuelo de almas indómitas liberadas de sus cuerpos vencidos. Es mi deseo que el final de mi vida sea una buena razón para un reencuentro en lo alto de la sierra, como quien busca el rastro de nuestros ancestros, volver a lo que fuimos y olvidamos a orillas del río Guatapury. Quiero ser recordada junto a mi madre con la alegría de quien libera a un águila y a su cría, y las observa volar majestuosas. Quiero que mi familia y mis amig@s lloren de la risa al compartir cada historia, cada anécdota de nuestra pequeña locura... esa que sobrevive a pesar del dolor de las perdidas. Una gran fogata para atravesar la noche, café con olor a leña y canciones al amanecer.
Quiero que con los primeros rayos del sol lancen nuestras cenizas al río, entre pétalos, hojas secas y barquitos de papel... un final fantástico para una vida fantástica.... sin esos fríos e impersonales sepelios de funerarias, sin la mirada escrutadora de la gente, del pésame obligado, de los arreglos florales, del tinto y la aromáticas en vasitos desechables, ni ese duro y triste recorrido hasta el camposanto, sin tumbas, sin epitafios, sin flores artificiales... sin nada que lamentar, sobre todo eso…”nada que lamentar”

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