sábado, 13 de abril de 2024

VICTORIA

Victoria corrió por su vida cuando las AUC se tomaron la población y con lista en mano fueron sacando de sus casas a quienes eran señalados como colaboradores de la guerrilla.  "Fueron días y noches corriendo sin parar hasta que una fuerza de otro mundo me elevó por los aires y me sumió en un olvido al que fui venciendo a fuerza de recoger otras historias y memorias. Al despertar nadie me habló de mi nueva realidad, algo sobre una pierna escuché entre sueños, me pensé herida, pero viva. Como una tortura que no cesa me atormentaba un dolor indescriptible bajo mi rodilla. A media noche podía sentir la comezón entre los dedos, el dolor de las ampollas y cortaduras de mi última carrera por la vida. En mis delirios por la fiebre podía sentir las manos amorosas de mi hombre recorriendo mis muslos o el calor abrazante de la tierra en los maizales, los correazos de mi padre, los golpes de tambores guiando el ritmo de mi danza…  Al despertar esas miradas me angustiaba, pensé ¿a quien mataron y no me cuentan? nadie me explicaba. Quise gritar y decirles "suelten lo que es ya", pero me sentía demasiado somnolienta y cansada como para pronunciar palabras. Quise preguntar por los míos…  eran demasiadas ausencias, miradas extrañas observándome con compasión, con una lástima que no pedí y con un silencio que odié hasta la muerte. 
Por fin en un amanecer pude levantar la cabeza para descubrir hacia mis pies, el vacío siniestro de una pierna ausente. "Pisaste una mina", me dijeron, y te toca andar con una pata de palo porque esa vaina de muletas o sillas de ruedas es pa’ ricos.  Lloré mi pierna tanto como lloré a mis muertos y decidí nunca regresar al pasado ni siquiera para llevar flores a los que allí sucumbieron bajo las balas, motosierras y garrotes de los malos. Me prometí a mí misma no ser digna de lástima. Olvidé lo inolvidable y perdoné lo imperdonable el día que parí a mi primera hija. Perdoné para no vivir del odio como mis padres a los que poco vi sonreír, pa no criar a mi pelá como me criaron, a palo y correa, desconfiando de todo el mundo, odiando a los extraños, aislados de cualquier alegría, mutilados de ternura.  Es difícil perdonar porque secuestra mi alegría, porque me despoja de las ganas de vivir, porque viola mi confianza, porque me desplaza de la sana convivencia, porque amenaza con truncar mis sueños y mata la posibilidad de vivir en paz. Solo les puedo decir, que sin una pierna también se pare, y se baila, también se trabaja, se siembra, se pesca, se cocina, se barre, también se ama". (Autora Bani Amaya Salas)